Un cable de luz se desprendió del poste y cayó en mitad del campo. El primer cultivo verde que había crecido en estas tierras ardía imperioso ante nosotros. El crepitar del maíz consumiéndose nos hizo entender que aquel invierno tampoco comeríamos. Sigue leyendo
El XXI Medieval

Amor a primer contacto

Conversaciones con Dios
El dolor convertido en mármol. El mármol transformado en icono de culturas. El tiempo empezó a contar después de ti. La vida empezó a sumar después de ti. Porque el conocimiento que antes pensadores, filósofos, científicos y sociedades habían desarrollado, careció de sentido cuando con el tuyo cegaste al mundo. Sigue leyendo

El latido en la muerte
Una hoja entró por la ventana y cayó en mitad del escritorio, pero nadie en toda la oficina levantó la mirada de la pantalla del ordenador. Seguían aporreando sus teclados, Sigue leyendo

Dispositivo desconectado
Miró sombríamente su pequeño botón AC. Nunca lo había activado y, sinceramente, jamás se había preguntado cómo sería sentir aquella conexión. Sigue leyendo

Alas rotas
La taza se hizo añicos contra el suelo. La cucharilla que antes flotaba a su alrededor cayó estrepitosamente y apenas tuvo tiempo de atraparla con las manos. Sigue leyendo

Pureza consumida
Le encandiló la gracilidad de sus pisadas. Parecía que no caminara, sino que acariciara el suelo a su paso. Ni siquiera la escuchó cuando se acercó, pero pudo sentir su energía atravesándole las entrañas. Sigue leyendo

Las almas renacerán en Halloween
– No podremos salir del castillo hasta el próximo Halloween.
– ¿Por qué, mamá? Sigue leyendo

Memento mori
Hazme daño una y otra vez. Quema mi piel y haz que a través de mis venas sean mis pensamientos los que ardan. Aráñame por la espalda y no te detengas si mi garganta ruge. Te pediré que pares. Que me escuches. Que puedo hacerlo mejor. Pero tengo de locura marchitado el conocimiento. Y el conocimiento agotado de tantas palabras. Palabras que suenan, pero nunca perforan. Sigue leyendo

Ojalá, Susana, ojalá
Lo siento. Siento no haberte podido sacar de esa caja de madera acolchada. Siento no haber podido prestarte parte de la vida que todavía me queda. Siento no haberme podido poner en tu lugar, aunque solo fuera por unos días, para que pudieras disfrutar sin la sombra amenazante de esta maldita enfermedad. Lo siento, y lo siento de verdad. Sigue leyendo