Un día descubrieron los pecados a la raza humana. Tuvieron el valor de corromper sus almas y hacerles ver que podían hacer cualquier cosa. Tentaron a las personas con un serpenteante movimiento y sobre ellas recayó un castigo eterno y divino. Nunca una manzana había causado tanto dolor. Nunca por una simple fruta un animal había sido condenado a aguantar el peso de la humanidad durante milenios.