Las luces del alba
hace tiempo que duermen apagadas.
La vida que me brindaba tu mirada
Se disipó cuando me mataste el alma.
Solo me quedan lágrimas,
lágrimas de escarcha…
Idilio hundido
porque ya te he perdido.
El recuerdo de tu piel cristalina,
se me antoja a todas horas como agua divina.
La esencia de tus besos
hacen preso a este cuerpo
al que nada le queda si se fue tu aliento.
Sólo puedo recordarte…
recordar que fuiste mía,
odiar la noche fría
Y llorarle al nuevo día.
Devuélveme el alma y
Trae con ella la alegría que robaste…
Sácame la dura espada
Con la que mi cuerpo traspasaste
Y derrama con ella la sangre que un día me arrancaste.